domingo, 9 de noviembre de 2014

Saneamiento de Molinete y su motor

Como siempre todo empieza por algo que se rompe, en este caso el relé-interruptor de subida del molinete, este:



Hacía la función de pulsador de pie, mediante el clavo que salía por cubierta y que debido a entradas de agua se había quedado bloqueado.

Esto nos llevó a descubrir el lamentable estado en el que estaba el motor del molinete y el tablero de la zona superior como se puede apreciar en las fotos. El motor estaba por el lado de la cadena, completamente oxidado, en algunos puntos parecía que iba a reventar incluso.




Este descubrimiento nos llevó a plantearnos que no sólo era necesario sustituir el relé estropeado, sino que lo más conveniente, ya puestos, sería desmontar el motor y el molinete y sanear todo el conjunto.

El molinete es un LOFRANS PANTHER, un modelo muy antiguo que ya no se fabrica y que como se puede ver pedía a gritos una sesión de cariño, asimismo su zona de asiento:





Hasta aquí todo fácil. Novatos como somos en temas de bricos de barcos, la ejecución es tema aparte.
Nos ponemos manos a la obra y empezamos por intentar separar el motor de molinete, aflojando todas las tuercas y tornillos que se encuentran en nuestro camino. Lo lógico sería que aflojando la abrazadera superior del motor, este cayese por su peso, pero naturalmente no fue así. 
Con el miedo del que no sabe lo que hace y no queriendo hacer mucha palanca ni dar muchos golpes, no sea que la terminemos de cagar, empieza la busqueda de información.
Contactamos con Lofrans pero no hubo respuesta, hasta que por fin dimos con Livemar que afortunadamente guardan un asombroso archivo de los esquemas de montaje de casi cualquier chisme que os podáis imaginar, y muy amablemente no sólo me proporcionaron una copia, sino que me dieron muy buenos consejos para conseguir separar el motor que después de muchos años suele resistirse mucho. Este es el esquema-despiece que obró el milagro:


Al final no fue para tanto, medio bote de Centauro y con un par de palancas, finalmente separamos el motor:


Desmontar el molinete no tuvo misterio y con una cosa bajo cada brazo (por dios lo que pesan) a ponernos al trabajo. Del proceso de restauración no tengo imágenes pero fue sencillo. 
En el caso del motor se trataba de quitar la gruesa capa de óxido que cubría toda la parte posterior y la que rodeaba todo el motor, ya menos espesa. Después de unas pruebas, descubrimos que el método ideal era aplicar directamente la lijadora. Con cuidado y paciencia conseguimos que apareciese el metal sin óxido, llegamos a pensar que acabaríamos con todo el grosor de la cubierta.

Unas capas de imprimación y otras cuantas de pintura para carrocería de coches y este ha sido el resultado


Como se puede observar, no sólo hemos pintado el cuerpo sino también la tapa inferior.

Otro de los descubrimiento que hicimos en Livemar, fue que el motor al tener tres bornes se puede utilizar de subida y de bajada, algo que no sabíamos. Dábamos por hecho que sólo era de subida, porque así nos lo encontramos. Esto hizo que, ya que nos poníamos, nos propusiésemos acondicianarlo para hacerlo funcionar en los dos sentidos. Nuevo reto, no tenemos ni idea de electricidad. La solución nos la dio internet y este esquema:


Relé nuevo de tres patas, dos interruptores de cubierta y a seguir el esquema, saneamos los cables, añadimos alguno nuevo, hicimos la instalación provisional de prueba:


y maravilla de las maravillas...FUNCIONA.

Ahora sólo queda desmontarlo todo otra vez, acabar el saneamiento del tablero que hay encima del molinete y a fondear cuando llegue el buen tiempo.

Y este es el resultado final:

De la instalación interior:



Y del molinete:



Para más adelante dejamos el tema de la cadena que ya empieza a estar tocada.

martes, 7 de enero de 2014

Solixent










Este es el Solixent, nuestro primer barco, un Cervera y Ramis 105. Un desconocido del que nos sentimos orgullosos. Nos hicimos con él en junio del 2013. Con un presupuesto ajustado y después de bastantes decepciones, pues buscábamos barcos de contrastada fama pero en un lamentable estado.
Nosotros, nuevos en este mundo, sin apenas conocimientos, no nos queríamos meter en un "berenjenal" comprando un barco para restaurar o en el que hubiese que invertir tanto dinero como el que costaba la compra.
Hasta que el Solixent se cruzó en nuestro camino. Que barco más chulo!
- Qué barco es?
- Un Cervera y Ramis 105
- Un quéeeeee?
Empezamos a investigar y nadie lo conocía. Lo único que encontramos, además de algún ex-propietario en la Taberna del Puerto, fue este mini artículo en Fondear:

Descripción del Barco

Construido por el astillero Mallorquín Cervera y Ramis en 1.980, y diseñado por el arquitecto más famoso de la época (Angus Primrose), este crucero presentaba algunos aspectos muy destacables. Lo que más llamaba la atención de la cubierta era el ventanal curvado que se situaba sobre todo el ancho del roof a la altura de la cocina y mesa de cartas, que junto a otra escotilla sobre el salón, daban gran luminosidad al interior Dos camarotes dobles a popa, separados por la caja del motor y muy completos y elegantes, un salón para 6-8 personas, cocina en L en la banda de estribor y mesa de cartas completa en babor, junto a un gran aseo completo a proa, conforman los interiores. (El baño era muy amplio, y permitía el acceso a un gran pañol situado entre este y el pozo de anclas. La altura interior era de 1.95 a 1.85 en todas las estancias, y tenía literas para siete personas, que junto a los 300 litros de capacidad de agua y los 120 de gasoil, le daban unas cualidades de crucero excelentes. Montaba un motor BUKH de 39 HP y tres cilindros. Lastre: 2.000 kg. No tenía plataforma de baño, y en su espejo se situaba un hueco para almacenar la balsa salvavidas. En 1.980 costaba nuevo unos 6.200.000 pesetas.









Junto con los croquis:




Más tarde nos encontramos con un barco impresionante, en un estado de conservación excepcional. El anterior propietario que lo había tenido durante 14 años, lo había cuidado y mantenido perfectamentepara nosostros. Lo vendía por cambio de eslora...a un 46, ni más ni menos. La despedida fue emotiva, se notaba que lo querían y que habían pasado muchas experiencias buenas en él.

Ahora es nuestro y queremos cuidarlo tanto o más que él y sobre todo vivir nuestra propias experiencias, dulces y también amargas, que seguro que las habrá y compartirlas en este espacio en el que queremos ir reflejando su paso por nuestras vidas.